César Arias: «la bicicleta, fundamental en la movilidad sostenible, es para pobres y no tiene capacidad de transporte»

Estrenamos nuestro espacio Voces expertas, donde voces expertas hablan de temas relacionados con ciclismo y movilidad. El consultor Orlando Hermida Iturralde responde a las declaraciones de César Arias, quien hará el estudio para la implementación de un sistema de bicicleta pública en el centro de Guayaquil.

No podemos llamar sostenible a una ciudad cuyo sistema de movilidad deslegitima a los medios no motorizados, como la bicicleta, por la caduca idea que es solo para personas pobres; peor aún, cuando se resigna a la idea de que el transporte no tiene soluciones, como contrariamente lo han demostrado países como Bélgica, Finlandia o Alemania e incluso otros, como Holanda, Dinamarca o Noruega, están cambiando por completo el modelo de movilidad.

En países de la región como Colombia, Argentina, Brasil o Chile, por mencionar algunos,  están cambiando el esquema y priorizando la movilidad por medios no motorizados como la caminabilidad y la ciclo-inclusión.

La capacidad de transporte de una bicicleta se amplía cuando la ciudad presta las facilidades con infraestructura como ciclovías integradas en toda la ciudad para que la ciudadanía pueda desplazarse a distintos puntos de la urbe. Dicho ejemplo se cumple en ciudades como Rosario o Bogotá, siendo esta última una ciudad de más de 7 millones de habitantes, pero calificada por el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) como la ciudad de más kilómetros de ciclovías y de mayor número de viajes en bicicleta. Ciudades de gran población, como Medellín, Ciudad de México o Buenos Aires, han apostado a la movilidad ciclo-inclusiva, creando plataformas virtuales con información de sitios de riesgo, estacionamientos, mapa de rutas, etcétera, con datos recolectados de la misma ciudadanía, que gozan de la apertura de los gobiernos locales para poder trabajar en conjunto.



El fracaso que menciona el ingeniero César Arias, consultor de tránsito de la ATM (Autoridad de Tránsito Municipal), con respecto al sistema de bicicleta pública en Quito, debe ser analizado desde varios puntos: ¿hace cuánto tiempo se implementó? ¿Recibe mantenimiento? ¿Fue de la mano con el diseño oportuno de ciclovías con respecto al tránsito?  ¿Hubo facilidades tecnológicas y campañas continuas de concientización? El decir que un sistema de movilidad fracasó en una ciudad, para adelantar los resultados en otra, en vez de observar los errores y corregirlos para un nuevo proyecto, haría que ciudades como Mendoza o Río de Janeiro prescindan en modernizar este servicio que ya disponen desde hace más de un lustro.

O un ejemplo más cercano, la ciudad de Cuenca, que tiene la colaboración de la academia (Llacta LAB-Universidad de Cuenca) para implementar el sistema Bici Pública Cuenca desde hace casi un año. Dicha institución se hizo cargo de los estudios de encuestas para determinar la viabilidad del sistema con resultados positivos, por lo que sería algo cuestionable el sesgo que podría haber tenido las encuestas que se llevaron a cabo en la ciudad de  Riobamba, las cuales el ingeniero Arias no menciona si las mujeres respondieron que no lo utilizan porque no tienen la infraestructura que brinde seguridades adecuadas.

Es sorprendente y cuestionable el dato que asevera el ingeniero Arias, sobre que  “muchos tienen bicicletas de 5.000 dólares y que piden que se les haga una vía recreativa para fines de semana” sin fundamentar sus argumentos en base a fuentes, estadísticas, mencionando a aquellos grupos que disponen de bicicletas de dicha suma o dirigiéndose a los resultados de la mesa de diálogos con la participación ciudadana como lo recomienda el BID en su informe “Ciclo-Inclusión en América Latina y el Caribe – 2014”.

Aun así, agradecemos la intervención al ingeniero Arias, para dar a conocer que entre los planificadores existe un término “coloquial” (que en realidad se desconoce) para referirse al colectivo de ciclistas que al no tener las garantías para poder transitar en una carretera, necesita agruparse para poder movilizarse con seguridad.

Nunca debemos olvidar ni mucho menos confundir que la implementación de infraestructura ciclo-inclusiva solo es dirigido a ciclopaseos recreativos de fines de semana, sino a un cambio en el esquema de movilidad urbana, que debe irse completando paulatinamente con el pasar del tiempo ampliando las rutas interconectadas, implementando servicios y principalmente  trabajando en conjunto con la ciudadanía a fin de mantener una mejora continua y no solo ser el complemento de un plan de transporte multimodal. El mundo ya lo ha demostrado así.


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Respuesta

  1. Avatar de robertocaba

    Un consultor que nunca se ha subido a una bicicleta, que no es ciclista, que no ha recorrido.las.calles de Guayaquil en bicicleta, difícilmente va a entender la necesidad de las ciclovías para el desarrollo de éstas, la gente no usa bicicletas por la inseguridad que representa meterse entre los carros, si hubieran ciclovías seguras no pintadas en la calle a 30 centímetros de los carros como lo que se ha visto en el centro de Guayaquil de seguro empezaríamos a ver personas que las utilizan, pero ciclovías reales que conecten puntos de la ciudad, no un puente con ciclovía que termina en una calle altamente transitada.

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