Se usa bicicleta por no tener dinero, visión de César Arias, consultor de ATM

«No tengo plata. Por eso voy en bicicleta». La frase, adjudicada a un ciudadano de Riobamba, fue mencionada en un conversatorio por César Arias, consultor de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM). Nos preocupa que aún exista, en funcionarios, la visión de ciclistas «furiosos», definido por él como «los que a toda costa se toman las autopistas».

El gerente de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) de Guayaquil, Andrés Roche, anunció el pasado 4 de marzo que la institución contrató a César Arias, por $ 327,739.77, como consultor para la implementación del sistema público de bicicletas en la ciudad.

Lo hizo durante un conversatorio en el que participó Arias y donde, el consultor, emitió criterios que consideramos equívocos, al desvirtuar el uso de la bicicleta como medio de transporte sustentable y sostenible, que beneficia no solo a quienes se movilizan en ella, sino a la comunidad en general, por sus beneficios económicos, ecológicos y sociales.

Mencionamos aquí tres de los criterios que expuso en su intervención (que se puede ver en un video más adelante), y que nos preocupan, porque creemos que se verán reflejadas al momento de elaborar su consultoría y aplicarla en la construcción de infraestructura para ciclistas y vehículos de micromovilidad. A esto se suma que se siguen enfocando esfuerzos en un sistema de bicicletas que se limita al centro de Guayaquil, no a ciclovías que abarquen toda la ciudad y que no formen parte de un sistema de alquiler de bicicletas.



‘La bicicleta es para pobres’

Esta es una idea arraigada en ciertas personas, no solo en nuestro país. Una visión cultural que relaciona andar en bicicleta con falta de recursos para hacerlo en automóvil. Propiciando de cierta manera el uso de un vehículo motorizado que congestione y contamine nuestras ciudades.

Como menciona Rodrigo Díaz, consultor chileno en Desarrollo Urbano y Movilidad, “la hostilidad (hacia la bici) no viene tanto por la carencia de una infraestructura adecuada, algo relativamente fácil de proveer, sino más bien por la existencia de una cultura que liga el andar en bicicleta al fracaso, en sus múltiples acepciones (…) Si se quiere sobresalir en una sociedad tan competitiva, el primer paso entonces es comprarse un auto y ponerse a manejar, que alguien que anda a pie, en bicicleta o en transporte público difícilmente podrá ascender en la empinada escala social.”

Arias mencionó en el conversatorio que recientemente participó en la elaboración del Plan de bicicletas en Riobamba. Y contó lo que escuchó de un ciclista, que fue felicitado por el alcalde cuando lo vio llegar en bicicleta, porque consideró que era coherente con sus principios de defender a este vehículo.

«Él se enojó y le dijo: ‘alcalde, no es cuestión de consecuencia con los principios’. Y sacó su bolsillo y dijo: ‘yo no tengo plata. Por eso voy en bicicleta’», dijo Arias que escuchó decir al ciclista.

Y usó ese ejemplo para desmerecer el pedido de quienes «tienen bicicletas de 5.000 dólares y que quieren que les hagan una vía recreativa para los fines de semana. Mientras que nos estamos olvidando de la gente».

Al parecer quien se olvida de la Ley de Tránsito es Arias, quien discrimina a la comunidad ciclista, al reducirla a quienes poseen bicicletas de alto valor económico. Él olvida o desconoce lo que establece el artículo 204, literal F, de esta ley: «ciclistas tendrán derecho a tener días de circulación preferente de las bicicletas en el área urbana, con determinación de recorridos, favoreciéndose e impulsándose el desarrollo de ciclopaseos ciudadanos».

También desconoce u obvia los pedidos que hemos hecho colectivos ciclistas como Masa Crítica, en el sentido de que se dote de infraestructura ciclista a toda la ciudad, como también se dispone en la Ley de Tránsito, para que eso permita su acceso seguro e igualitario a toda la ciudadanía.

Ciclistas se ‘toman’ las autopistas

Se sigue pensando en las vías como espacios exclusivos para automóviles, quitándole a transeúntes y ciclistas la prioridad que les dan instrumentos como la pirámide de movilidad. Es lo que refleja esta frase de Arias: «esto de la bicicleta tiene varios matices y no solamente lo que llamamos coloquialmente los planificadores, los ‘ciclistas furiosos’. Los que a toda costa se toman las autopistas, etcétera.»

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El mencionado artículo de la Ley de Tránsito, así como el 302 de su Reglamento, nos da a quienes andamos en bicicleta el derecho a usar las vías en igualdad de condiciones. Y, en aquellas donde no hay infraestructura segura, la obligatoriedad de implementarla.

Pero creer que los ciclistas que reclaman sus derechos, como una sociedad crítica, son «furiosos» que osan tomarse las vías, solo afianza la creencia de que los automóviles son dueños de ese espacio, y que cualquiera que intente ocuparlo, estorba.

Arias añadió a esto: «el tema de la bicicleta es fundamental en el transporte sostenible pero, si analizamos en términos de capacidad, la capacidad de transporte de una bicicleta está muy lejos por ejemplo de la capacidad de transporte de un bus».

Es lógico que en un bus caben más personas que en una bicicleta, pero los tiempos de movilización de estos vehículos son diferentes.

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Igualdad, más allá de estudios

En su intervención, Arias nos pidió paciencia mientras se hacen los estudios. Siempre hemos creído que la planificación es necesaria, no nos oponemos a ella, pero es necesario pasar de esa interminable etapa de análisis, a la urgente etapa de ejecución.

Mientras en nuestra ciudad, quienes caminan lo sigan haciendo con temor de ser atropellados, los ciclistas mueran atropellados, y se siga priorizando la circulación de automóviles, será urgente tener infraestructura que priorice formas de circulación que no atentan al medioambiente y que aportan a las relaciones sociales de la comunidad.

Arias comentó que el estudio hecho en Riobamba mostró que, por ejemplo, 94 % de quienes van en bicicleta son hombres y que la mayoría son obreros, artesanos, mecánicos, etcétera. Esto puede ser parte de la realidad, pero debemos cambiar la situación para que andar en bicicleta y caminar sean actividades seguras para las mujeres, que sufren acoso callejero, y que sean de acceso para todas las personas, de cualquier estrato social y situación económica.


Intervención de César Arias en el conversatorio de movilidad

(Puede verse a partir del 1:28:00)

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Respuestas

  1. Avatar de Luis Velez Calero

    Al parecer Arias y su consultora son los que han dado la venia en casi todas las soluciones de movilidad de Guayaquil y por lo que se ve de algunas otras ciudades también; pero no se trata de poner en entredicho el conocimiento o experiencia de ellos, sino, para fines prácticos, analizar o contrastar lo que las autoridades han ofrecido o dicho vs. lo que han hecho.
    Por ejemplo, prácticamente tener terminada la primera fase de la aerovía, sin tener culminadas las 7 trocales de la metrovía, es decir, planificar y ejecutar una solución de movilidad (complementaria) antes de concluir una que fue planificada con muchísimos años de antelación y que era necesaria y prioritaria, y que además el PNUD adjudicó una especie de préstamo/premio al proyecto por la inclusión de intermodalidad con bicicletas pero que la Alcaldía rechazó.
    Aunque ahora se ha contratado la consultaría para lo que llaman micromovilidad, desde la Alcaldía realmente nunca hubo interés o visión de la bicicleta como un modo de transporte y he ahí el problema, sin voluntad política no pasa nada, excepto amagues como los $500K de la cicloruta centro que era un circuito cortísimo, circular y sin conexión con nada y que para justificarlo dijeron que fue pensado no para transportación sino para turismo, o los vergonzosos mojones de cemento, diseñados por alguna mente siniestra de la DUAR (ahora DUOT) y que fueron entregados a la Fundación SIglo XXI para ser ejecutados en alguna zonas regeneradas y que lamentablemente aún ocupan espacio a pesar de ser inservibles.
    Ahora veo que por fin están instalando el tipo de parqueaderos adecuados pero me vuelve a preocupar el cómo elijen los lugares para instalarlos, porque los veo vacíos, no como -por ejemplo- los de la UARTES, esos pasan siempre llenos, pues están ubicados en el sitio correcto.
    Al final, si necesitan votos por época electoral entonces se congracian con la comunidad ciclista, la comunidad nos comemos el amague, la ciudad sigue sin ordenanza para el uso de la bici y la consultoría es el alargue para que al final o nos dicen que no es viable porque a los Guayaquileños no nos gusta usar la bicicleta o quien sabe qué otra cosa se inventen. ¿diga?

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  2. Avatar de Raul Barboza

    El tema es complejo y cualquier cosa que se diga en tan poco espacio no será tomado en su justo sentido. Sólo quiero decir que comparto sus deseos de un transporte más sostenible, con menos autos privados y más y mejores sistemas de transporte masivo, acompañado con infraestructura para peatones y ciclistas. En varios de los proyectos de vialidad urbana que he realizado he incluido ciclovías, sin que el organismo público (cliente) me lo haya pedido. El sistema de bicicletas de uso público no debe ser cuestionado, ha sido muy exitoso en la mayoría de las ciudades donde se ha implantado, el cual debe operar de forma paralela con una red de ciclovías que enlacen las zonas de mayor producción de viajes con los principales centros atractores. Al margen de estos deseos es bueno tomar en cuenta que la bicicleta como medio de transporte público tiene limitaciones, ligadas a las distancias máximas de recorrido, a las características y condiciones de los potenciales usuarios, a la seguridad ciudadana, al relieve, al clima y a muchos otros factores. Aunque sea doloroso reconocerlo pero el entrevistado tiene parcialmente razón cuando dice que el usuario de la bicicleta la usa porque no tiene dinero para comprarse un auto, es la realidad, y el que lo dude que haga su encuesta, ante la pregunta: por qué usa bicicleta?? al menos el 90% responderá alguna de estas repuesta: para ahorrar el ticket de autobús; porque no tengo para comprar un vehículo; es muy lejos para ir a pie, y otras respuestas ligadas al uso por obligación y no por deseo. Para lograr el uso masivo de la bicicleta se requiere de varias medidas regulatorias al tránsito automotor, además de una gran infraestructura ciclística y una serie de inventivos a los potenciales usuarios.

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